sábado, 22 de noviembre de 2008

Los "otros" también sufren

Queridos amigos y amigas:
Retomo la entrada que estaba escribiendo. Acabo de perder lo escrito en la última hora y media pero como tenía ganas de contaros algo no me rindo y comienzo de nuevo.
Os escribo desde Goma, ahora ya al caer la tarde. Una tarde tranquila de domingo en la que por primera vez desde hace 4 semanas (cuando se recrudecieron los combates hasta entonces esporádicos) parece que “las armas callaron” en toda la región del Nord-Kivu. Como hay suministro eléctrico “normal” (con esas subidas y bajadas de tensión que destrozan los electrodomésticos), el grupo electrógeno también está callado y deja escuchar el canto variado de los pájaros (gorriones, periquitos, cuervos y un gallo del vecino que tiene el horario cambiado). Disfrutando de la brisa de la tarde, con una temperatura primaveral de 22ºC (siento daros envidia), me pregunto de nuevo ¿cómo es posible que esta tierra sea escenario de tanto sufrimiento?

Como casi todos sabréis, en 1994 en Rwanda, durante unas semanas infernales, 800.000 personas o más fueron asesinadas en una ola de violencia desmedida que se llamó “el genocidio rwandés”. Pero hubo al menos un millón de personas que pudieron huir al Congo. Un nuevo gobierno se impuso en Rwanda, pero a partir de 1996, con episodios especialmente dramáticos en el 98 y en el 2001, la región del Este del Congo fue entrando en una espiral de guerra, que ha dejado ya más de 5 millones de muertos y más de 2 millones de desplazados. Los 200.000 de estas últimas 4 semanas se suman pues a una larga historia de violencia.


En Kibuye (Rwanda), donde estuve desde el pasado sábado haciendo una visita y descansando un poco con el equipo JRS, murieron más de 11.000 personas en el genocidio. El monumento que veis en la foto 1 recuerda este triste acontecimiento de un modo mudo, junto al lago.

El campo de Kiziwa (ver foto 2), a 15 km de Kibuye, alberga ahora a casi 20.000 desplazados del Congo que huyeron en el 96 y sobretodo en el 98. ¡Más de 10 años lejos de su casa! Allí lleva varios años trabajando el JRS con todos los proyectos de educación, formal e informal para los niños y jóvenes. Así pude ver cómo el sufrimiento causado por esta guerra no distingue de fronteras. Desde el desencanto, la falta de oportunidades y de horizontes de los refugiados congoleses en Rwanda muchos jóvenes encuentran motivos para incorporarse a las filas del grupo CNDP del general Nkunda que está ocupando ahora Rutshuru. Otros que han tenido que huir de Rutshuru estos días, se incorporan a los grupos maï-maï y siguen alimentando así el fuego. De este modo el sufrimiento de ayer y de allá está causando el sufrimiento de hoy y de aquí, y es posible que éste sea causa de otros en el futuro. Desde mi estanciá "allá", en Kibuye, se me quedó grabada esta pregunta: ¿Cómo parar esta espiral de violencia y odio? Sin duda no será fácil, pero es necesario ¡y posible! abrir un camino para una paz estable y duradera.

Sigo convencido que este camino, (que posiblemente necesita de la intervención “efectiva” de la MONUC y/o de otras fuerzas internacionales para la primera desmilitarización), sólo se abrirá paso a través de una educación de calidad y para todos los niños y jóvenes que están sufriendo ahora esta guerra...

Mañana por la mañana, las escuelas de Rutshuru reabren sus puertas. Pero muchos niños (y posiblemente profesores también) no entrarán. Unos, porque siguen a 30,40 o 100km de ellas, sobreviviendo en la sabana-selva o en las pequeñas localidades del norte donde huyeron con sus familias. Otros, porque sus padres no les dejarán ir por miedo a que sean "enrolados" por el nuevo grupo militar que gobierna ahora el territorio. Otros muchos, simplemente pq no tienen los medios para pagar el 1$ mensual que piden las escuelas para pagar a los profesores (3$ o algo más para las escuelas secundarias)... Junto con Lucien y Prosper, (asistente y chofer del proyecto, respectivamente), intentaremos ir mañana allí para ver cuántas escuelas abren y cuántos alumnos tienen y cuáles son las necesidades más urgentes.

Hace unos días "celebrábamos" el Día internacional de la infancia. Los unos y los otros... A un lado y otro de la "Grande barrière"... Tanto los niños de Kiziwa-Rwanda (ver foto 3) que siguen las noticias por la radio de lo que pasa en su tierra (que todavía no conocen), como los niños de Rutshuru-RDCongo(ver foto 4) que se reponen de sus heridas y fracturas en una sala de un centro de Salud de Kiwanja, tienen derecho a jugar, crecer y luego trabajar en paz en su tierra. Se trata de darle la vuelta a la situación (ver foto 5) para que donde hay odio y desplazamientos, haya perdón y reconciliación.



El proyecto JRS de ayuda de emergencia en Rutshuru ya está listo sobre el papel, con los apartados que os comentaba en la última entrada: escuelas, centros de salud y vulnerables (sobre todo mujeres). Ahora se trata de ver qué respuesta dar y cómo sobre el terreno, en la situación en la que se encuentren las escuelas, los enfermos y las personas que vuelven a sus casas después de semanas fuera. Además de este proyecto, nos gustaría poder continuar con el proyecto general de apoyo a las escuelas de primaria y comenzar el nuevo proyecto de apoyo a algunas escuelas secundaria. Como algunos todavía me habéis escrito preguntando, os recuerdo que Entreculturas, ONG de la Compañía de Jesús, ha abierto una cuenta de apoyo a JRS en Congo (Banco Santander: 0049-0496-83-2010197161). Otras ONG's tb han hecho lo mismo.

Se me ha hecho tarde y no voy a reescribir el episodio del autobús africano... Lo dejo para la próxima entrada...
Lo que no puedo dejar de hacer es comentar el evangelio de hoy desde lo que vivimos aquí. Jesús nos dice sencillamente que el Juicio final no será ni un "sorteo", ni una "sentencia", sino la sencilla manifestación de lo que hemos ido haciendo y viviendo cada día. En el hambriento, el sediento, el desnudo, el enfermo y el desplazado, Él mismo nos sale al encuentro. En la respuesta que demos nos "jugamos" la calidad de nuestra humanidad y el valor de nuestra vida.
Señor, enséñames a reconocerte y acogerte en el "otro" como un hermano, cada día.

NOTA FINAL: Perdonadme que hoy haya escrito rápido y mal queriendo rehacer lo que se perdió en el "ciberespacio". Al menos, me ha servido para darme cuenta de lo mal que sienta y lo que cuesta tener que volver a empezar de cero...
A otra escala mucho más dura, ¡este volver a comenzar, frustrados y cansados, es lo que viven las familias que ahora están en Rutshuru y Kiwanja queriendo recuperar la normalidad!

4 comentarios:

juanje dijo...

Querido Juanjo:

Soy Juan Jesús, desde Burgos. No soy de Entreculturas aunque colaboro en la Red de jóvenes solidarios.

Aunque no me conoces, yo con tus "historias" ya voy sabiendo algo de ti. Te mando desde Burgos un abrazo con todo el cariño para ti y para que lo repartas con esa gente que tanto está sufriendo. ¡Ánimo con tu labor!

Esta semana les contaré a mis alumnos algo de lo que estás haciendo para que sepan de los que dan su vida y de todos "los que sufren".

Utupe amani. Que la paz esté contigo. Un abrazo bien grande: juanje

Daniel Mora dijo...

Padre mucho ánimo. Desde aqui oraciones por usted y acción por el hermano.

Dios nos bendiga

Danny

Joly Navarro dijo...

Querido Juanjo:

Soy José Luis Soto, y he sabido de tu destino a la RD Congo y de tu blog. Como puedes imaginar deseo que sea una oportunidad para tí y para mucha más gente el encuentro con aquellas personas y con la realidad tan dura que viven. Todo mí ánimo y oración y un fuerte abrazo de amigo y hermano.

¡Que Dios te bendiga!

José Luis Soto

Garaycochea dijo...

Estimado Padre Juan José

Somos eatudiantes del Colegio San Bartolomé La Merced de Bogotá, Colombia.

Qurermos decirle que estamos totalmente de acuerdo con la labor que usted realiza en el Congo.
Su trabajo allá es muestra de un verdadero compromiso con los habitantes de ese sector y con Dios. Como ciudadanos de un país que también sufre la situación de desplazamiento podemos ver la difícil condición que tienen
que vivir estas personas. El año pasado, como parte de nuestro servicio social hicimos parte de un grupo del JRS y visitamos a los desplazados, quienes sin duda agradecen de corazón la compañía de otros, que sin juzgarlos quieren aprender de estos ejemplos de superación.

Según lo que cuenta en el texto, quedamos sorprendidos por todas las dificultades que esa guerra ha causado en in territorio con tanto potencial. Esperamos que continúe con su labor y logre encontrar satisfacción en hacer felices a los demás.

Un saludo desde Colombia y felicitaciones