lunes, 17 de noviembre de 2008

Desplazados entre las casas de su propia ciudad

Queridos amigos y amigas:
De nuevo saco un rato para contaros lo que estoy y estamos haciendo y viviendo desde el JRS Goma. Sé que muchos de vosotros estáis siguiendo con atención todas las noticias que comienzan a salir en los medios de comunicación sobre esta guerra olvidada en el Nord Kivu. No son muchas en comparación con las del batacazo del Madrid en Pucela, pero poco a poco van haciendo llegar a la sociedad española la realidad que se vive en esta región. Por eso, aquí solo os hago una síntesis muy breve y subjetiva de la situación actual:
En Goma, hay una normalidad relativa, con vida “normal” (comercios, escuelas y otras actividades en funcionamiento), pero con la tensión permanente de saber las tropas del CNDP a 15km de la ciudad. Personalmente, no creo que intenten un asalto en las próximas semanas, pues excede su capacidad e interés actual, pero me puedo equivocar…
En Rutshuru, hay una calma muy frágil. Estuve allá el pasado jueves y viernes y de ahí saco el título de esta entrada: la gente se encuentra desolada, triste, hambrienta y asustada como lo están los desplazados que llegan a un campo de acogida después de varios días de marcha, de sueño y de hambre. Aunque estén en sus casas y en su ciudad, la situación les resulta bien distinta: “desplazada”. Ahora son otros militares los que se pasean por las calles, hay nuevas autoridades, nuevas consignas, y las casas tienen las despensas vacías después de los asaltos (“pillajes”) que recibieron de los soldados de las FARDC en su retirada, y de los Maï-maï en su ataque irracional de hace 10 días a la ciudad y que dio lugar a la reacción inhumana del CNDP de matar casa por casa a los jóvenes que encontraron, (ver entradas anteriores).
Como una imagen vale más que mil palabras, os dejo esta foto (1) de los niños jugando sobre un pequeño jeep militar de las FARDC quemado en los combates. Yo creo que no era este el coche que pidieron a los Reyes Magos el año pasado… En cualquier caso, mientras las escuelas sigan cerradas los niños aprenderán de la realidad más cercana (¡!)

En segundo lugar, os presento una foto (2) de una familia acogida en el Centro nutricional de las hermanas pallotinas. Cuando las familias consiguen reunirse y comer algo, la alegría inunda la sala. No hace falta mucho más: paz y pan (fufú de mandioca en este lugar), para comenzar a vivir con alegría. Por desgracia, esta imagen es una excepción todavía. Pero como es el sueño de muchos, y la realidad que comienza, no puedo dejar de presentarla.
Son muchas las familias que todavía no han podido reunirse después de la huida hacia el norte. Mi profesor de Kiswhili, Faustin, tiene a su esposa y su hija de año y medio en Rutshuru, mientras él todavía no ha podido regresar de Nyamilima (a 40km al NE), por miedo a las represalias que amenazan a los varones jóvenes. El tiene 35 años, y os aseguro que pocas personas tan pacíficas, en cada mirada y gesto, he visto en mi vida...
La cocinera de la parroquia, lleva 12 días buscando a su hijo de 5 años que desapareció. Parece que algún vecino/a lo tomó en la huida precipitada hacia Kanyabayonga
para protegerlo de los combates, mientras su madre estaba en el trabajo. El problema es que el vecino no tiene móvil ni está localizable. Imaginaos la angustia. Charline, (así se llama), no puede ocultar las lágrimas cuando le pregunto que tal está.
Por último, Ernestine, la "mama" que enseña a los vulnerables a construir mochilas con cintas de plastico de envalar (ver entradas anteriores) tuvo que desplazarse también, pero gracias a Dios, pudo ir con su marido y sus 5 hijos. Gracias a la mediación del cura de Nyamilima, (a quien le fié telefónicamente 100$ para emergencias), pudo conseguir los 10$ para volver todos juntos en camión (sobre la carga, que es el modo de transporte habitual acá) y otros 10$ para poder comenzar a comer algo. Su casa fue totalmente desvalijada por los maï-maï mientras todavía estaban en ella... Su sufrimiento pasado, ahora se ha transformado en ganas de trabajar, de volver a retomar el taller de "mochilas y canastos" artesanales y ayudar a los vecinos que lo pasan peor...

La foto siguiente (3) es una que me gusta especialmente. En el Centro de salud de Mapendo ("amor") en Kiwanja, son varios los padres jóvenes que se encontraban con sus hijos en brazos esperando una atención médica y algo de nutrición complementaria... ¡Para que nadie diga que los varones no son (somos) capaces de ternura y de cuidado de la vida! El problema es cuando la cultura de la violencia y la venganza se va imponiendo a la fuerza entre la población. Pero si a un padre se le deja ser padre, y no se le recluta con un fusil para hacer la guerra, puede ser un signo de esperanza incréible.




Todo esto sin negar que las mujeres tienen una fuerza especial, un valor extraordinario que se manifiesta de un modo ordinario. Si no, no se explica la serenidad y generosidad que mostraba la Hmna María (Presentación) en sus declaraciones ayer al llegar a España (¡qué alegría, saber que está ya allí, cuidadad por sus hermanas!). En esta foto (4) os presento a 3 de las 4 religiosas polacas que han decidido quedarse en Rutshuru para acompañar a la gente. Son 2 congregaciones diferentes (ver edad y hábito) pero una respuesta común: "¡Nos quedamos!" Para mí es un testimonio increíble de fidelidad en el amor a la gente... Su sonrisa viene de contemplar a la joven mamá jugar con su hija en su casa (foto 5). Es cierto que parece más hábil para cuidar a la peque que el joven papá de la foto anterior, pero la ternura es la misma. Y la esperanza en un futuro distinto para ella ¡también!

Antes de hablar de futuro, os cuento brevemente que el proyecto de JRS para acompañar y ayudar en la emergencia va cobrando cuerpo. Gracias a la generosidad de Entreculturas que canaliza la vuestra (ver cuenta en la entrada anterior), sabemos que contamos con un fondo para algunas intervenciones. La foto 6 muestra la llegada el viernes de los primeros lotes de comida para las familias de Kiwanja y Rutshuru. Graicas a Dios, la población de estas dos localidades va a ser atendida como desplazados, aunque sigan en sus casas. No pueden salir a los campos a recoger lo que cultivaron hace 2 meses y los camiones de suministro normal de alimentos no pueden atravesar las líneas. El PAM (Programa Mundial de Alimentos) ha conseguido llevar un convoy de comida y piensa enviar otros en las próximas semanas.

Hay otras ONG's que están haciendo "milagros" para volver a abastacer de agua a las dos poblaciones (las tuberías fueron cortadas, ¿saboteadas?, durante los enfrentamientos); otras se dedican a los auxilios sanitarios de urgencia... ¿Y nosotros, ¿qué?
Pues acabamos de terminar un borrador de proyecto de emergencia en 4 líneas:

1) apoyo a los profesores y alumnos para retomar las clases (comida y material didáctico). Cuánto antes comiencen las actividades escolares, mejor para todos y prevención de nuevos reclutamientos de niños y adolescentes para los grupos armados;
2) apoyo al personal sanitario que sigue trabajando ahora sin cobrar siquiera el mini salario habitual. El nuevo administrador ha impuesto la gratuidad total de los servicios médicos, impidiendo cobrar el dolar habitual por prestación, pero sin dar nada a cambio a los enfermeros y demás para pagar siquiera los medicamentos;
3) rehabilitación de salas de clases de las poblaciones que regresan a sus casas (que ya no están en el frente de batalla según el nuevo mapa administrativo y militar). Por desgracia algunas escuelas fueron arrasadas o utilizadas como puesto militar, utilizando los pupitres como leña y las clases como "establo";
4) y por último, distribución de ropa para mujeres y niños más afectados por los desplazamientos… Es algo que no parece urgente, pero es una manera de devolver a las mujeres (coquetas como en todas partes) un poco de su dignidad y de ganas de volver a empezar, y a los niños de permitirles cubrirse un poco pues sus ropas son siempre algo se deja para el final. Nosotros queremos que sean los primeros en recibir algo más que olvido.
A eso se destinará la cuenta de emergencia. Luego, desarrollaremos más el proyecto, sobretodo, en la línea de apoyo a las escuelas y las actividades escolares.

Igual que en la foto 7, la gente espera pacientemente la distribución de judías y harina, tengo la impresión de que la gente espera también la vuelta al cole, al campo, a casa, a la vida normal. Nuestro objetivo es acompañarles en este camino difícil. Por eso, intentaré volver el jueves a Rutshuru para poner en marcha este proyecto.

Ahora estoy en Kibuye (Rwanda) en la casa de otro equipo JRS en el último día de un mini descanso que me he tomado desde el sábado. Mañana vuelvo a Goma. Desde el borde del lago, el pasaje del evangelio de hoy, en el que Jesús camina sobre las aguas en medio de la tempestad e invita a Pedro a venir con él, tiene especial fuerza:

"Señor, que en medio de las dificultades,
de los intereses egoistas,
del sufrimiento inocente,
pueda fiarme de Ti,
y que donde yo no vea camino, ni esperanza,
pueda confiar en tu palabra
para poder encontrarme con mi hermano/a
más allá de las diferencias y distancias. Amen"

A todos vosotros, GRACIAS por vuestro apoyo y solidaridad con este pueblo. Un gran abrazo de paz. Mungu awabariki