miércoles, 3 de diciembre de 2008

Algo de escucha y la cercanía para recuperar la esperanza y la dignidad

Queridos amigos y amigas:

Un sábado más, me paro un rato a contaros algo de la realidad del Nord-Kivu vista desde mis ojos, es decir, con una miopía grande desde pequeño, o lo que es lo mismo, con una visión muy limitada por los esquemas europeos en los que he crecido. Los niños de la foto 0, (la llamo así pq ya he numerado todas las otras), siguen descubriendo mejor que yo la vida que aquí se esconde. Necesitaría mucho más tiempo acá (hoy cumplo 4 meses en JRS), para poder ofreceros reflexiones precisas y acertadas sobre este país y esta región. Dicen que tras 1 semana en África, hay gente que escribe un libro; tras 1 mes, un artículo en un periódico o revista; tras 1 año, algún comentario escueto; y después, uno ya no escribe nada. Yo voy a intentar seguir escribiendo en este blog algunas impresiones y noticias de cada semana, pero sí es cierto que cada vez me sale con más humildad, como quien va descubriendo que la realidad es mucho más compleja de lo que pensaba. Disculpad, pues mi osadía de principiante en África.

De nuevo, gracias a todos los que me habéis escritos en estos días con comentarios de ánimo y de solidaridad. Algunos me comentáis que estáis usando algunos párrafos o fotos del blog para trabajar en clase, para comentar en una reunión de grupo, para hacer un rato de oración... Otros los utilizáis para notas de prensa, artículos o presentaciones varias... No tengo ningún inconveniente. Al contrario, me alegra que este blog sirva en alguna medida para cruzar el Estrecho y atravesar el Sáhara aunque sólo sea (¡ya es mucho!) con la mente y el corazón.
Nota: Si alguno quiere hacer un comentario y que le responda personalmente, además de tener paciencia tiene que buscar mi e-mail en el perfil porque si no, no tengo medio de saber a qué dirección enviar la respuesta…


Y ya paso a las noticias de la semana. He estado casi todo el tiempo en Rutshuru, concentrado con el proyecto de urgencia de apoyo a los “vulnerables”. En el lenguaje humanitario se designa con esta palabra a aquellas personas que tienen además de todas las dificultades de la guerra y el desplazamiento, alguna dificultad especial: viudas, minusválidos, huérfanos, madres solteras, enfermos de Sida, problemas de desnutrición, etc. En la foto 1, veis una fila de algunos de ellos el viernes pasado. Y en la foto 2, veis una familia en la que a pesar de tener algo de comida, el niño presenta claros síntomas de desnutrición. Le llevamos el viernes a un centro nutricional para que se reponga...

En primer lugar, en tanto que JRS, hemos intentado conseguir una cierta mejora de la situación de los aprox 6.000 desplazados en el campo de Kiwanja, junto al cuartel de la MONUC (ver entrada anterior). Ante las nuevas autoridades tuve la ocasión de exponer su situación, y a pesar de sus reticencias y resistencias, han aceptado que un gran número de ellos no pueden volver a sus casas (pues se encuentran en zonas de combates) y con ello, que autoricen una mínima intervención humanitaria. A la espera de que el PAM (Programa Mundial de Alimentos) pueda hacer una distribución de comida a todos los desplazados, nosotros nos hemos centrado en 120 personas especialmente vulnerables, identificadas por el propio comité del campo. Tras varias idas y venidas por los comercios de Goma, (ver foto ) pudimos hacer un pequeño acopio de alimentos y ropa. El viernes por la mañana pudimos distribuir un saco de comida (“harricots” para diez días), un pantalón y camisa para los hombres y un vestido y un paño (tela cortada en 3 piezas) para las mujeres. Gracias a la colaboración de todos, la distribución fue tranquila y casi festiva (ver foto 3). Esperamos poder hacer otra al final de esta semana para otras 50-60 personas

Especialmente las mujeres agradecieron el “paño” pues muchas ya no tienen más que el puesto, roto y sucio por todos lados, y como en todos los lugares del mundo, las mujeres son “coquetas” o dicho más simplemente, son sensibles al modo de sentirse y presentarse ante los demás. En esta región, el paño es el modo de vestir de todas las mujeres (las camisetas son signo de pobreza). Un paño, es un regalo especial que los maridos hacen a sus mujeres cuando dan a luz un hijo o a principio de año. Por desgracia, entre los desplazados, esta práctica está fuera de su alcance: el marido está lejos, o fallecido en la guerra, o simplemente, sin medios para pagar 12$. Si fuera una radio o una linterna, un reloj o cualquier otro “trasto útil” (de los que renovaremos en estas Navidades abandonando el viejo en el armario), lo venderían una hora después de recibirlo para comprar comida… Pero un paño es algo muy preciado como para venderlo. (ver en la foto 4, la variedad de colores y modos de usarlo)


Y es que, en medio de las necesidades primarias acuciantes, creemos que la dignidad es igual o aún más primordial. Y la gente necesita, no sólo comida, agua y medicinas, sino tb signos de esperanza, motivos para volver a ponerse “de pie” y hacer frente a las dificultades. En esta línea hemos organizado 5 equipos de voluntarios que se están encargando de “hablar”, o mejor dicho “escuchar” a las personas más vulnerables de Kiwanja, Rutshuru y Ntamugenga (a 17 km de Rutshuru). Tres equipos trabajan en 3 centros de nutrición donde acuden las mamás con niños que tienen problemas graves de malnutrición. Nos echan una mano (¿una oreja?) las religiosas locales que están allí. Tras la atención “médica”, se sientan con cada mamá, una a una, a escuchar, y a intentar contagiar un poco de ánimo y de esperanza. Ellas distribuyen ropa para los niños pequeños, si es preciso, algo de azúcar o aceite para completar la dieta, y se las cita para la víspera de Navidad. Ese día distribuiremos 800 paños. Hasta ahora, han pasado 140 mamás por este sistema improvisado de cercanía. Hay 2 equipos “volantes” que pasan por las casas visitando a las personas mayores o minusválidas que se conocen en Rutshuru y Kiwanja, con el mismo objetivo. Se trata de “darse”, antes que de “dar algo”. Por lo que me cuentan las personas que están haciendo esta labor, la gente lo agradece muchísimo. ¡Esta es mi pequeña gran alegría de la semana!

Aquí pongo una foto 5 que detrás de la que hay una larga historia. El niño es huérfano y su abuela, inválida, está ahora en el hospital con una infección de colera. Esperamos que se reponga y nos autorice a comenzar las gestiones para adoptar al niño por una familia de la misma localidad de Kiwanja... Mientras, una vecina del campo de desplazados, lo cuida como su hijo.
Por otro lado, las escuelas siguen a medio o mínimo funcionamiento en Rutshuru y Kiwanja. En las que más niños han ido, no llegan a la mitad, en la mayoría apenas algunos grupitos, en otras, ninguno. Seguimos esperando pues que la vuelta al cole sea una realidad. Quedan menos de 2 semanas para las vacaciones de navidad (aquí comienzan el 18 de diciembre y terminan el 2 de enero) y me temo que no habrá “medio-normalidad” hasta después. Para entonces, intentaremos organizar “cursos de recuperación” (1 hora más al día de clase). Aquí, esta propuesta no es una amenaza, sino una oportunidad. Podríamos repartir comida a los profesores que se queden esa hora como un pago indirecto mensual. Y los alumnos podrían aprender lo que se supone que corresponde a su curso, sin acumular “fracaso escolar”, (algo demasiado frecuente aquí: muchos niños de 14-15 años no han acabado todavía la Escuela primaria, sin contar con los que no la empezaron...)

En una visita a Jomba, un pueblo cerca de la frontera con Rwanda y Uganda, donde la situación se ha mantenido tranquila (lejos de los combates), las escuelas funcionaban el martes con normalidad. Algo de esto se puede ver en la foto 6, en la que los niños mandan un saludo para España, y la profe, aunque no se vea bien, lleva a su bebé de 8 meses a la espalda, al modo africano(¡qué contraste con la foto 0 de los niños en Kiwanja sin escuela!). En Goma también, las escuelas funcionan, aunque muchas con más de 70 alumnos por clases, dada la llegada masiva de desplazados. Bueno, pues ésta es la esperanza que tenemos para Rutshuru: que los grupos armados se alejen, o mejor aún, que se desarmen, y que la vida pueda retomarse sin miedos ni angustias, sin desplazados, ni heridos, ni muertos... Como no hay combates abiertos, la guerra desapareció de los medios de comunicación europeos, pero en una semana en la que hemos sufrido el trágico atentado de un empresario vasco en Azpetia, en Kiwanja murieron asesinadas 14 personas en las noches, y en Rutshuru 8, de entre ellas 9 menores. La Monuc, sigue paseándose de vez en cuando por las carreteras, pero no se implica a detener a quienes se pasean con un fusil por las noches entre las casas. (ver foto 7).
Para la próxima semana, de lunes a jueves, tendremos un curso de formación para los inspectores y responsables de la Educación en el Territorio de Rutshuru. Será en Goma pues la mayoría de ellos están aquí "desplazados". El tema es presentar la educación en valores y la formación en las escuelas de hombres y mujeres "para los demás". Ojalá que sepamos transmitirles algo de esto y que ellos a su vez sepan transmitirlo a los profesores que tienen a su cargo. Entre sesión y sesión (os confieso que me da pereza volver a dar y recibir "clases", ¡qué mal me estoy acostumbrando!) haremos escapadas a las tiendas para comprar sacos de arroz y de judías para seguir distribuyendo en Rutshuru. A falta de camión, nos apañamos con varios viajes hasta los topes en nuestro vehículo JRS (ver foto 8 y última)

El evangelio de hoy nos cuenta como Jesús tenía lástima de la gente que andaba como oveja sin pastor... Tras pasarse el día, la semana, curando, escuchando, enseñando, decide enviar a sus discípulos a hacer lo mismo. El sabía que la tarea es inmensa, que hay que "pedir a Dios que envíe obreros a su mies", pero a los que están ahí junto a él, les manda a hacer lo que puedan, "dando gratis lo que han recibido gratis". Nosotros hemos acogido hoy a Alfonso en nuestro equipo JRS Goma. Un pedagogo que va a reforzar el proyecto de Escuelas de Primaria en Goma y toda la formación de profesores. ¡Ojalá vengan otros con el mismo entusiasmo y disponibilidad"
Mi oración de hoy es una sencilla petición:
"que sepa dar gratis una pizca de tanto bien y amor que he recibido gratis".
Usiku ngema. Mungu awabariki.